Ignorar el dolor, un aprendizaje.

Ignorar el dolor, un aprendizaje

Artículo publicado en la revista de comunicación científica "Mujer y Salud"

No sabe cómo irá hoy a clase .

No se ha podido levantar de la comadrita .

Cada vez que lo intenta, un dolor agudo en la zona de la cadera,

y más adentro, en el sacro,

y más adentro, mucho más adentro,

un dolor tan fuerte y tan profundo que ya no parece un dolor de mi cuerpo,

sino un dolor de mi alma,

un dolor del mundo”

Abilio Estevez “Tuyo es el Reino”1

Según el diccionario de la RAE:

DOLOR: 1- Sensación molesta y aflictiva de una parte del cuerpo por causa interior o exterior; 2- Sentimiento de pena y congoja.

¿Y cuánto no tiene cada definición de la otra? El dolor, a nivel fisiológico es una función corporal con un objetivo: informar del daño sufrido en uno o varios tejidos, o de la posibilidad del mismo, para que se produzca una respuesta que impida que el ese daño vaya a más.
Si nos cortamos con un cuchillo la rotura de las células libera mensajeros químicos que activan receptores del dolor, pero si nos acercamos demasiado a una fuente de calor, otro tipo de receptores son activados para que tomemos medidas y el daño no llegue a producirse.
Tenemos receptores del dolor por todo el cuerpo, en el interior y en la superficie, que nos informan de si un tendón ha sido dañado, si hemos sobreutilizado un músculo, si hemos ingerido alimentos que nos han intoxicado, si una articulación está dañada y llena de líquido…
Pero ¿qué hacemos con esa información?, ¿cómo la digerimos y actuamos? o ¿qué hace que a veces ignoremos esos avisos ocasionándonos así daños mayores?
Me vienen dos frase a la cabeza de mujeres a las que he tratado:

Belén,“Perdóname, es que yo no aguanto el dolor, estoy mal acostumbrada“, y Estrella, “En mi casa no se creen que me duela, que no puedo seguir cargando bolsas y haciendo mi vida normal”, y yo añado “por lo tanto, no dejaré de hacerlo”, con lo que el dolor deja de cumplir su función, pues entre el aviso y la respuesta media la socialización; el dolor ya no garantiza que no se siga causando daño a los tejidos.

Ya no es sólo una cuestión de permiso externo sino de cómo la respuesta de quienes me rodean influye en qué hago con mi dolor, de si he podido interiorizar la idea de que tengo derecho a apartarme de la fuente del daño, a descansar cuando me duele la espalda, a tomarme un tiempo después de un esfuerzo físico para que mi organismo se recupere, y un largo etc., que podría ir traspasando lo físico para tomarlo como indicador, como termómetro de una construcción más profunda que me hablaría de dónde, en mi vida y en mi cuerpo, he colocado a la autoridad.
Vuelvo al primer caso: “No aguanto el dolor“. Es cierto que Belén estaba hipersensiblizada, una pequeña presión producía una respuesta desproporcionada de dolor y alerta del cuerpo (cuál es la proporción correcta de respuesta sería otro cuestión) y, otro aspecto que en Diafreo tenemos muy en cuenta, la respiración, Belén no acababa de soltar el aire, y la respuesta dolorosa iba en aumento.“¿Qué vas a pensar de mi si me quejo tanto?”. Aunque hasta el momento no se ha quejado, se disculpa por sentir mucho dolor y todo su cuerpo se tensa: cuello, espalda, interior de los muslos; su cuerpo se acoraza para rechazar mi presión mientras su educada palabra se disculpa por sentir. Por fin suelta el aire, y con él lo que contenía: llanto, queja, dolor, pero del otro, del del alma, del que se siente cuando eres obviada en el trabajo, acosada por una compañera que te boicotea y a quién consideraste cercana y confidente... El vientre se libera, la espalda cae y las palabras salen.

El dolor en este momento desaparece. El cuerpo se había armado para contener el llanto y la queja, soltar la musculatura pasaba, en este caso, por liberar lo que contenía, y el dolor de esa contención. Ni siquiera hablo aquí de somatización, sino del dolor que informa de que la musculatura está sobrecargada de aguantar el llanto y la palabra.

Y volviendo a la fisiología, dependiendo del tipo de daño, nuestro cuerpo activará diferentes vías de información, para generar diferentes tipos de respuesta. En caso de un dolor agudo, a través de las fibras rápidas, la información pasará a la médula para generar una respuesta rápida de movimiento, por ejemplo, retirar una mano de la llama.No nos han tenido que enseñar las consecuencias negativas que puede tener para nuestra piel mantener una mano sobre el fuego. Sin embargo, con buena educación y entrenamiento duro, cual fakir, puedo llegar a aprender a quedarme encima de la llama, total no es para tanto, soy una exagerada que no aguanto el dolor, ¿qué voy a conseguir en la vida si ante una llamita de nada me retiro corriendo?

Otra vía es la de las fibras lentas, que no informan de un dolor agudo para generar una respuesta rápida sino que mantienen la señal de dolor, generando una molestia continua, cuyo objetivo es lo contrario, que descansemos, que paremos la actividad para que el cuerpo pueda reparar los daños. Y como ejemplo recojo el del principio, me he cortado con un cuchillo, los días siguientes, hasta que cure, seguirá posiblemente doliendo, la intención es que la zona no se siga moviendo, no la siga utilizando para dar al cuerpo tiempo a cicatrizar.

Con todo esto no busco la repuesta fácil: “ya está, escucha tu cuerpo y todo sanará, tu dolor te dará la respuesta, todo está ahí. Ay, me encantaría, pero no, sólo pretendo esbozar la importancia de nuestra construcción social, de lo que hemos interiorizado que somos y por lo tanto, las posibilidades de acción que tenemos, y tender un puente con nuestra fisiología, siempre con la intención de encontrar en nuestro cuerpo un aliado, un cálido lugar de referencia, tan vapuleado por exigencias y objetivos.

Estrella vino a tratarse un dolor de espalda, episodios de lumbalgia que le acompañaban durante años, diagnóstico: espondilolistesis, es decir, la última vértebra lumbar se ha desplazado hacia delante por encima del sacro, presionando los nervios que salen de la columna. Estos nervios informan de la sensibilidad de las piernas, además de llevar las señales motoras hacia las mismas. Cuando tenía crisis el dolor le impedía levantarse de la cama. Durante el trabajo que hicimos juntas fueron apareciendo los pasos previos que se daban en su cuerpo antes de las crisis agudas: una sensación de fatiga en las piernas, y antes, sensación de pérdida de fuerza en la espalda, y antes, tensión generalizada en la musculatura paravertebral y dorsal, y al principio de todo, cansancio y dolor, un dolor agudo, como un pinchazo, que luego se transformaba en sordo y continuo, pero no intenso, un dolor que le era familiar y con el que había aprendido a vivir, tanto que ya no era dolor sino algo integrado en su percepción corporal, que recordaba desde niña, como quien cojea porque tiene una pierna más corta que otra. Era el dolor que le avisaba del cansancio, de que su cuerpo había llegado al límite de la tarea física, que necesitaba descanso, pero había aprendido a integrar este aviso, a no escucharlo como tal, para poder continuar con la tarea.

Para que podamos cumplir los objetivos que nos imponemos, el cuerpo tiene sus recursos: tensión paravertebral y dorsal, tensar la espalda para ir un poco más allá... Consecuencia: acortamiento de la musculatura disminuyendo así el espacio entre vértebras, deslizamiento anterior de la quinta vértebra lumbar, pinzamiento nervioso y pérdida de espacio en el canal medular.

Estrella enfrentaba a estas alturas una operación que fijaría estas últimas vértebras.

Un límite corporal, un dolor, aviso no escuchado, un mecanismo corporal que se arma para continuar hacia delante, .. un dolor paralizante y, finalmente, la lesión que el primer dolor anunciaba.

Fueron años hasta poder atender la importancia de este primer aviso, ese dolor, que podía ser tan fácilmente ensordecido por la voces integradas que dan por hecho que lo realmente importante es mover este mueble, terminar una obra, cargar un saco, cargar con la compra... pero nunca no dañarse.

Años hasta que apareció la capacidad de elección como un ingrediente mas, si duele puede ir a mas, puedo llegar a lesionarme... ahora elijo, con toda mi información: ¿Qué puedo y quiero hacer en este momento?.

Referencias

1. “Tuyo es el reino“ Abilio Estevez . Ed. Tusquets

2. Casi todas las menciones a los aspectos fisiológicos son del libro “¿Por qué las cebras no tiene úlcera? Una guía del estrés” Robert M. Sapolsky. Alianza Editorial

3.Diccionario de la lengua española . Real Academia Española . Ed. Espasa Calpe

 

Comentarios cerrados.